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El colorete puede marcar la diferencia en tu maquillaje diario: aporta vida, realza la tez y consigue ese efecto saludable que tanto favorece. Con tantos formatos (en crema, líquido, en barra o en polvo), saber cuál elegir y cómo aplicarlo es clave para lograr un acabado natural y armónico.
El colorete es un cosmético pensado para devolver color al rostro, especialmente a las mejillas, aportando un aspecto saludable, luminoso y natural. Este producto también ayuda a realzar los contornos faciales y a crear un efecto lifting sutil, sobre todo si se aplica con la técnica adecuada.
Además de dar vida a la piel, el colorete es un gran aliado para equilibrar el maquillaje, sobre todo cuando se usa una base de alta cobertura que puede uniformar en exceso el tono del rostro. Un simple toque de colorete devuelve la naturalidad al acabado final.
Cada tipo de colorete tiene características que lo hacen adecuado para distintos tipos de piel o acabados deseados. Conocer sus diferencias te ayudará a elegir mejor según tus necesidades.
Con una textura suave y fácil de difuminar, el colorete crema es perfecto para pieles secas o maduras, ya que hidrata y se funde con la piel, ofreciendo un acabado natural. Se puede aplicar con los dedos o con esponja para una integración uniforme.
Ligero y modulable, el colorete líquido es ideal para quienes buscan un efecto natural de larga duración. Funciona bien en todo tipo de piel, pero destaca en pieles grasas por su buena adherencia. Se aplica con unas gotas y se difumina con suaves toques.
Cómodo y rápido de usar, el colorete en barra ofrece una aplicación directa sobre la piel. Es cremoso y versátil, adecuado para pieles normales a secas. Ideal para retoques a lo largo del día y fácil de difuminar con los dedos o brochas.
Clásico y eficaz, el colorete en polvo es el preferido para pieles mixtas u oleosas, ya que ayuda a matificar y controla el brillo. Se aplica con una brocha suave en movimientos circulares sobre las mejillas, ideal para looks más estructurados.
Este tipo de colorete combina color y luz en un solo paso. Proporciona un acabado radiante y es ideal para ocasiones especiales o para dar un toque luminoso al rostro. Puede presentarse en crema, polvo o barra.
La textura es importante, pero el color también. Las pieles claras combinan bien con tonos rosados y melocotón suaves. Las pieles medias se benefician de tonos terracota, coral o un colorete rojo suave. Y para las pieles oscuras, los colores intensos como vino, fucsia o naranja profundo resultan especialmente favorecedores.
La elección entre colorete en polvo o líquido depende sobre todo del tipo de piel y del acabado que se busque. Si prefieres una larga duración y un efecto ligero, el colorete líquido es una gran opción. Para controlar el exceso de brillo y obtener un acabado mate, el colorete en polvo es el más adecuado.
Quienes tienen la piel seca pueden apostar por un colorete en crema o en barra para conseguir un efecto hidratante. En cambio, las pieles grasas se benefician más de las fórmulas en polvo o líquidas, que se fijan mejor y duran más.
Aplicar el colorete de forma correcta puede transformar por completo tu look, aportando un efecto saludable y armonioso. Aquí tienes una guía paso a paso para lograr un acabado natural:
Sea cual sea tu tipo de piel o el formato que prefieras, el colorete es ese toque final que transforma cualquier maquillaje en un look fresco, saludable y lleno de vida.