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Un maquillaje natural no busca transformar, sino realzar lo que ya hay en ti. Con texturas ligeras, tonos suaves y gestos precisos, este estilo es ideal para quienes valoran la autenticidad sin renunciar a cuidarse. Hoy te contamos cómo lograr un maquillaje natural sencillo que ilumine tu rostro y te acompañe con comodidad durante todo el día.
Conseguir un look natural no significa renunciar al maquillaje, sino saber aplicarlo con equilibrio para resaltar tus rasgos de forma sutil. Este maquillaje natural tutorial te guiará por cada etapa esencial para lograr un acabado fresco, uniforme y con efecto buena cara.
El secreto de un maquillaje natural empieza siempre por una piel bien cuidada. Comienza con una limpieza suave y aplica una crema hidratante que se adapte a las necesidades de tu piel. Si tu piel es seca, opta por texturas más ricas, si es mixta o grasa, elige fórmulas ligeras y sin aceites. Un sérum iluminador o una prebase hidratante pueden aportar ese extra de luminosidad que hará que el maquillaje se funda mejor y dure más.
Una de las claves del maquillaje natural sencillo es trabajar con correcciones sutiles. Aplica corrector solo donde lo necesites: ojeras, rojeces o pequeñas imperfecciones. Elige un corrector con una textura ligera, que se difumine fácilmente y que se funda con tu tono de piel. Da pequeños toques con la yema del dedo o una esponja para integrar el producto sin dejar cortes ni sobrecargar la zona.
Para conseguir un acabado natural y sin esfuerzo, elige una base de cobertura ligera que se adapte bien a tu tipo de piel. ¿Lo importante? Que no enmascare, sino que realce. Las fórmulas hidratantes o con acabado luminoso son ideales para lograr ese efecto de piel fresca y luminosa, sin que parezca que llevas maquillaje.
Empieza aplicando el producto desde el centro del rostro y difumina hacia los extremos. Puedes usar una brocha suave, una esponja húmeda o tus dedos limpios, según prefieras. El gesto clave está en trabajar la base a toques, integrándola poco a poco para que se funda con tu piel y deje un acabado uniforme, natural y luminoso.
El colorete es esencial para devolverle vida al rostro. Opta por tonos melocotón, rosados suaves o terracotas claros, dependiendo de tu subtono de piel. Las texturas en crema o líquidas son perfectas para un efecto segunda piel. Aplícalo con los dedos o una brocha pequeña en la parte alta de las mejillas, difuminando hacia las sienes. Ese rubor suave aporta un aire saludable y fresco al instante.
Un maquillaje natural de ojos se basa en resaltar sin recargar. Utiliza sombras en tonos tierra, beige, rosados o dorados sutiles. Aplícalas con pinceles difuminadores, evitando líneas marcadas. Si deseas un poco más de definición, puedes usar una sombra más oscura en la línea de las pestañas.
También puedes darle un toque de calidez y definición a la mirada aplicando polvo bronceador en los párpados. Usa una brocha suave para difuminarlo en la cuenca del ojo y hacia afuera, imitando la sombra natural que se forma en esa zona. Si quieres más profundidad, puedes concentrar un poco más de producto en la parte externa del párpado. Elige un acabado mate o con brillo sutil para mantener el efecto natural.
Finaliza con una máscara de pestañas que alargue y separe sin crear grumos ni apelmazar. Una capa ligera bastará para abrir la mirada y conservar la naturalidad del conjunto.
El toque final de tu look está en los labios. Puedes elegir un bálsamo con color, un gloss ligero o una barra en tonos nude o rosados.. Lo importante es que la textura sea confortable y no reseque. Si prefieres más precisión, delinea ligeramente los labios con un lápiz de tono similar al de tu boca antes de aplicar el color.