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Aplicar protector solar a diario ayuda a mantener tu piel sana y luminosa. No solo protege frente a quemaduras solares, sino que también previene el envejecimiento prematuro y los daños causados por la radiación UV. Pero, con tantos formatos y fórmulas disponibles, es clave saber cuál se adapta mejor a tus necesidades. Conocer tu tipo de piel y tus rutinas diarias es el primer paso para elegir una protección solar que realmente funcione para ti.
Cuando hablamos de protección solar, no solo importa el SPF o la textura, también es importante saber cómo protege realmente el producto. Esa función depende de los filtros solares, ingredientes clave que actúan como escudo frente a la radiación ultravioleta. Existen dos tipos principales:
● Filtros minerales (o físicos): se quedan en la superficie de la piel y reflejan los rayos solares. Son una buena opción para pieles sensibles o reactivas, aunque pueden dejar un acabado blanquecino.
● Filtros químicos: absorben la radiación UV y la transforman para evitar que cause daño. Suelen tener texturas ligeras y un acabado invisible o luminoso.
El SPF (Factor de Protección Solar) indica el nivel de protección frente a los rayos UVB, responsables de las quemaduras solares. Un SPF 15 bloquea un 93 % de estos rayos, un SPF 30 un 97 % y un SPF 50 hasta un 98 %. Se recomienda usar como mínimo un SPF 30 a diario y optar por SPF 50 o más en pieles claras, sensibles o con exposición solar prolongada.
Asegúrate también de que el producto ofrezca protección de amplio espectro (UVA/UVB), ya que los rayos UVA penetran más profundamente en la piel y están relacionados con el envejecimiento prematuro y el cáncer cutáneo. Además, comprueba la fecha de caducidad o el periodo de uso tras la apertura, indicado en el envase, ya que un protector solar vencido puede perder su eficacia.
Cada piel es única, y elegir el protector solar adecuado depende en gran parte de conocer sus necesidades específicas. La textura, la fórmula y el acabado pueden marcar la diferencia en cómo se siente y se comporta el producto sobre tu piel.
● Piel grasa o con tendencia acneica: busca fórmulas ligeras, oil-free, no comedogénicas y con acabado mate. En el caso del rostro, lo recomendable es usar un protector solar facial que controle el exceso de sebo sin obstruir los poros.
● Piel seca o deshidratada: elige protectores solares con ingredientes hidratantes, como ácido hialurónico o glicerina, y texturas cremosas que aporten confort.
● Piel sensible o reactiva: opta por filtros minerales y fórmulas sin perfume, con textura suave y calmante.
● Piel normal o mixta: puedes usar texturas fluidas o geles que equilibren hidratación y ligereza.
● Piel madura: busca fórmulas con ingredientes antioxidantes y acabados luminosos que unifiquen el tono y aporten confort.
La textura del protector solar influye directamente en cómo se siente sobre la piel, en su absorción y en la experiencia de uso. Elegir una textura que se adapte a tu tipo de piel y a tu rutina puede ayudarte a aplicar el producto de forma más constante. Estas son las texturas más comunes que encontrarás:
Fluido o gel
Ideales para pieles mixtas o grasas. Son ligeros, se absorben rápidamente y no dejan residuos grasos. Suelen tener un acabado mate y fresco, perfecto para quienes buscan una sensación “piel limpia” tras la aplicación.
Crema
Una textura clásica, más rica y nutritiva. Es ideal para pieles secas o deshidratadas, ya que aporta hidratación y confort. Suelen dejar una película más visible, por lo que se recomiendan sobre todo para pieles que necesitan protección y cuidado extra.
Spray
Fácil y rápido de aplicar, especialmente útil para el cuerpo y para reaplicar a lo largo del día. Aunque son muy prácticos, es importante asegurarse de cubrir bien todas las zonas y masajear el producto tras pulverizarlo para distribuirlo de forma homogénea.
Stick (en barra)
Perfecto para zonas con tatuajes, pequeñas, localizadas o sensibles, como los labios, la nariz, las orejas, el contorno de ojos o cicatrices. La aplicación es precisa y limpia, y muchas fórmulas son resistentes al agua.
Con color
Fusionan protección solar y corrección estética. Suelen tener cobertura ligera a media, ayudan a unificar el tono y disimular imperfecciones. Los protectores solares con color están formulados para adaptarse a distintos tonos y tipos de piel, ofreciendo una protección eficaz con un acabado uniforme y natural.
Aplicarlo correctamente es tan importante como elegir el adecuado. Aquí te damos las claves.
● Cantidad adecuada: para asegurar una protección eficaz, aplica una cantidad generosa de protector solar tanto en el rostro como en el cuerpo, asegurándote de cubrir bien todas las zonas expuestas.
● Orden en la rutina: el protector solar se aplica como último paso del cuidado facial, justo antes del maquillaje, si lo hay.
● Reaplicación constante: es clave reaplicar cada dos horas. Usar formatos como sticks o sprays puede facilitar este gesto, sobre todo cuando estás fuera de casa.
● Zonas que no se deben olvidar: cuello, escote, orejas, manos, empeines y cuero cabelludo (si llevas poco pelo o raya al medio) también deben protegerse. En este último caso, puede ser útil aplicar un protector solar para el cabello, especialmente si llevas peinados que dejan el cuero cabelludo expuesto al sol.
● Exfolia tu piel: es clave para lograr un bronceado sano y uniforme, tanto en el rostro como en el cuerpo.