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En el cuidado facial, algunos ingredientes destacan por su capacidad para transformar visiblemente la piel. El ácido azelaico es uno de ellos: versátil, eficaz y suave, se adapta a diferentes tipos y necesidades cutáneas. Además de mejorar la textura y unificar el tono, también es conocido por sus propiedades calmantes y su acción frente al acné y la rosácea.
El ácido azelaico es un compuesto natural producido por levaduras que habitan en la piel y que también está presente en cereales como el trigo, el centeno y la cebada. En cosmética, se utiliza en concentraciones controladas y seguras para tratar diversas afecciones cutáneas. Tiene propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y despigmentantes, lo que lo convierte en un ingrediente muy buscado en productos de tratamiento.
A diferencia de otros activos más agresivos, el ácido azelaico suele ser bien tolerado incluso por las pieles sensibles. Su versatilidad lo hace ideal para quienes buscan soluciones eficaces sin renunciar al confort cutáneo.
Este ingrediente multifunción actúa en varios frentes para mejorar la salud y el aspecto de la piel. Desde combatir el acné hasta aliviar la rosácea, los beneficios del ácido azelaico van mucho más allá de lo que imaginas.
Gracias a su acción antibacteriana, el ácido azelaico combate las bacterias responsables del acné, como Propionibacterium acnes. Además, ayuda a desobstruir los poros y a reducir la inflamación sin causar sequedad o sensibilidad excesiva, siendo una alternativa más suave que otros ácidos como el salicílico o el glicólico.
Es ideal tanto para adolescentes como para adultos, ya que se adapta a distintas etapas de la vida y a diferentes tipos de acné, y puede utilizarse junto con otros tratamientos anti imperfecciones bajo orientación profesional.
El ácido azelaico tiene una capacidad comprobada para inhibir la producción excesiva de melanina, ayudando a atenuar hiperpigmentaciones, manchas oscuras y marcas postinflamatorias. Es un excelente aliado para unificar el tono de la piel con el tiempo, contribuyendo a una tez más luminosa y equilibrada.
Con el uso constante, las manchas se atenúan progresivamente y la piel adquiere un aspecto más uniforme, reduciendo la necesidad de maquillaje para igualar el tono. Para resultados más visibles, se puede combinar con tratamientos anti manchas.
Para quienes tienen la piel sensible o padecen rosácea, el ácido azelaico es un verdadero salvavidas. Gracias a su acción antiinflamatoria, ayuda a reducir el enrojecimiento, la hinchazón y la sensación de ardor tan comunes en esta condición. Su aplicación regular mejora visiblemente el confort y el aspecto de la piel.
Es habitual que los dermatólogos lo recomienden en casos leves o moderados de rosácea, como alternativa o complemento a otros tratamientos específicos para las rojeces.
Al estimular la renovación celular, el ácido azelaico contribuye a una piel más suave, con menos irregularidades y mayor brillo natural. Su acción exfoliante suave promueve una textura uniforme sin agredir la barrera cutánea, siendo ideal incluso para las pieles más sensibles.
Con el tiempo, notarás la piel más afinada, con poros menos visibles y una sensación general de frescura y vitalidad.
El uso del ácido azelaico puede parecer complicado, pero se integra fácilmente en cualquier rutina de cuidado. Aquí te explicamos cómo:
● Formato ideal: elige gel, crema o sérum. El sérum es ligero y de fácil absorción.
● Cuándo aplicarlo: mañana y/o noche, después de la limpieza y el tónico, antes del hidratante.
● Frecuencia: empieza aplicándolo en días alternos y aumenta la frecuencia según la tolerancia de tu piel.
● Protección solar: imprescindible durante el día, sobre todo si lo usas para tratar manchas o rosácea.
La clave está en la constancia y en observar cómo responde tu piel con el uso continuado.
El ácido azelaico es conocido por su gran compatibilidad con otros ingredientes de skincare. Algunas combinaciones efectivas incluyen:
● Niacinamida: potencia el efecto calmante y ayuda a regular la producción de sebo, clave en pieles mixtas a grasas.
● Ácido hialurónico: mejora la hidratación y evita la sensación de tirantez.
● Retinol: puede usarse con precaución, espaciando las aplicaciones para evitar irritaciones y así obtener un cutis más uniforme al ser un activo que estimula la regeneración celular.
● Péptidos: favorecen la regeneración y la firmeza de la piel.
Evita combinar con:
● Otros ácidos fuertes (como glicólico o láctico) en la misma aplicación, salvo indicación profesional.
Escucha siempre a tu piel, introduce un activo cada vez, prueba con algunos días de separación y observa su reacción. El ácido azelaico puede convertirse en tu mejor aliado si lo usas con conocimiento.